lunes, 28 de marzo de 2011

Afip suspende del registro de operadores de granos a tres cerealeras multinacionales.-

Agricultura | La medida se dio a conocer hoy a través del Boletín Oficial.
 
Son LDC Louis Dreyfus, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno. Entre los motivos por los cuales se las sancionó figuran: triangulaciones nocivas de operaciones, utilización de facturas apócrifas, operaciones a través de paraísos fiscales y maniobras financieras con el exterior.
Las firmas deberán regularizar su situación. Caso contrario, quedarán excluidas del registro. El organismo ya había sancionado, por maniobras similares, a ADM Argentina SA, Cargill SA y Alfred C. Toepfer Int. Arg.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) suspendió del Registro de Operadores de Granos a las firmas agroexportadoras Louis Dreyfus Argentina, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno al detectar que las cerealeras realizaban triangulaciones nocivas de operaciones, utilizaban paraísos fiscales y registraban maniobras financieras con el exterior.
Puntualmente en el caso de Bunge Argentina, también se la sancionó por la utilización de facturas apócrifas.
Las cerealeras deberán regularizar su situación ante el fisco. En caso de no hacerlo, serán excluidas del Registro de Operadores de Granos.
Anteriormente, la AFIP había sancionado por maniobras similares a ADM Argentina SA, Cargill SA y Alfred C. Toepfer Int. Arg
El Registro de Operadores de Granos resulta un pilar esencial para el control de la evasión por parte de la AFIP. El mismo posibilita contar con un universo acotado y verificado de los integrantes de la cadena de comercialización de granos, posibilitando la pérdida de beneficios de alícuotas diferenciales de retenciones a aquellos operadores que denoten una incorrecta conducta fiscal, tal como los casos señalados.
En caso de ser excluidas, estas empresas, por las ventas de granos que realicen en el mercado interno no tendrán más una retención del Impuesto a las Ganancias del sólo el 2%, sino que se retendrá el 15% y en el IVA el 10,5 %.
Asimismo, se les limitará la cantidad de Cartas de Porte autorizadas por parte de AFIP.


Fuente: Cuenca Rural
Para todos mis compañeros y amigos, que por esto lo son y con este envío, los confirmo en mi corazón.

24 de marzo. El golpe y la memoriaQuién hubiera dicho que acabaríamos escribiendo sobre aquel golpe de Estado como de un acontecimiento lejano. Porque el ‘76 está acá nomás. Y sin embargo, tan lejos. Si parece cuento, ahora, que aquel 1976 fue el año del avión supersónico Concord y de las Olimpíadas de Montreal donde asombró al mundo una muchachita de Rumania (país comunista entonces) que se llamaba Nadia Comaneci.
Fue el año de la España de Adolfo Suárez, de la matanza en Soweto y el inicio del ocaso del apartheid sudafricano. El de la muerte de Mao y el fin de la Revolución Cultural china que devino madre del gigante actual. El año, también, en que Jimmy Carter sucedió a Richard Nixon.
Y el año en que murieron escritores fundamentales de mi generación: José Lezama Lima, André Malraux, Raymond Queneau, Agatha Christie, Dalton Trumbo y el mexicano José Revueltas.
En poco menos de tres meses de aquel aciago 1976, millones de argentinos y argentinas ya sabíamos que se venía la noche. Empezaba a gestarse una palabra símbolo de la época: “desaparecidos”. Y también empezaba la cuenta de lo que no se iba a olvidar jamás.
Aquel 24 de marzo del ‘76 ya está muy escrito, aunque quizá no suficientemente. Quién podría dar esa medida de suficiencia. Pero lo que nosotros, los de entonces, podemos y debemos hacer todavía es testimoniar lo que fue y ya no es: aquel gobierno ineficiente y genuflexo, las Tres A, el terror imperante y la violencia generalizada, incontenible.
Hoy sólo siguen vigentes algunas estupideces clasemediera y argentinamente eternas: “Cuanto peor, mejor”; o “esto no se aguanta más”.
Los que entonces éramos jóvenes, chicos y chicas como los que hay ahora y hubo siempre, en esencia sólo queríamos lo que siempre quieren los jóvenes: que el mundo en que viven sea mejor. Y también queríamos que la democracia en la Argentina no fuese el engaño condicionado que era entonces.
Han pasado 35 años –eso es por lo menos dos generaciones– y es cierto que todo se difumina en la memoria, pero no el dolor y el agravio. Por eso la memoria se sostiene, y ni se diga en nuestra sociedad donde tenemos pilares que cargan la memoria sobre sus espaldas, y sobre todo cuando no hay justicia, o tarda tanto, y no se puede perdonar porque no hay arrepentimiento. Si el dolor no tiene plazo de vencimiento, ¿por qué va a tenerlo el olvido?
La memoria no se rige por razones sino por emociones; la memoria no acepta reglas sino que es regla en sí misma. Es el único laberinto del que los humanos no sabemos salir. Por eso la mejor actitud es entrar y vivir allí. No mansamente sino activamente. Para que la memoria sea motor y no ancla. Para que sea maestra de vida futura y no temor a un pasado que paraliza.
Por eso hace 35 años, o más, que no hay olvido ni perdón. No puede haberlos porque el olvido es siempre razón de la mentira. Y los que proponen olvidos, aquí y dondequiera, como los que se “hartan” de la memoria, son unos mentirosos. Y si borran con el codo lo que alguna vez escribieron con la mano, son unos pobres mentirosos.
No está de más, me parece, decir esto en la actual circunstancia argentina. Después de todo, 35 años después del horror que se simboliza en esta fecha, sigue dependiendo de cada uno de nosotros el seguir forjando la esperanza.
Por Mempo Giardinelli